Muchas veces vivimos enfrascados en nuestro trabajo, sin reconocer que nuestros cerebros necesitan descanso y cambiar de enfoque.
Cuando hacemos arte, estamos estimulando el hemisferio derecho del cerebro, activando nuestra creatividad y nuestras emociones, que necesitan ser gestionadas para poder vivir plenamente.
Ha sido un año lleno de incertidumbre para la mayoría de las personas, sobre todo para las y los profesionistas que tuvieron que instalarse a trabajar desde sus hogares, sin poder hacer una clara distinción entre el tiempo personal y el laboral. Esto ha llevado a que se incremente el agotamiento laboral, que puedes identificar con algunas de estas señales:
· Los días de trabajo se prolongan porque no encuentras la motivación para concentrarte y hacer las cosas.
· Te sientes irritable, impaciente con sus colegas o clientes y prefiere estar en cualquier lugar menos en el trabajo.
· Sientes dolores de cabeza, de estómago y de espalda.
· Experimentas incomodidad física y emocional al comenzar tu día laboral.
· Sientes insatisfacción y desilusión con todo lo relacionado a tu trabajo.
· No duermes bien.
· Te está costando mantener buenas relaciones personales
· Tienes poco o demasiado apetito.
El estrés laboral es real y mientras más se demore en atender, más incapacitante puede resultar. Si te identificas con alguna de estas señales, toma tiempo para descansar y hacer otro tipo de actividades que te ayuden a despejarte.
Una hoja de papel, un plumón, una vela de olor y un poco de música instrumental, puede ser un buen comienzo para una práctica de dibujo consciente que te ayude a gestionar emociones. No tienes que hacer un Picasso, lo más importante es el proceso.
No temas en avisar a tu supervisor o supervisora que te estás sintiendo con estos síntomas y que quieres que encuentren soluciones en conjunto para que puedas volver a tener el nivel de energía y productividad que hace falta para cumplir con tus responsabilidades.