¿Por qué no suena? Se preguntaba con pesar el Hada Ada. Trató de hacer una llamada, y nada…
Buscó su varita, puso su mejor esfuerzo para concentrarse en las palabras mágicas y cantó:
“Manzanita, manzanita, haz que este móvil funcione ahorita!!”
Nada.
¿Y ahora que hago? dijo con voz de preocupación. Si no me llegan los “texts” con los deseos de las personas, no podré trabajar… ¡Dejaré de ser un hada!
Voló sobre el lago de plata y se vio reflejada en sus quietas aguas. Me gusta ser un hada… pensó para sí, mientras movía sus coloridas y tornasoladas alas…. ¡Tengo que encontrar una solución! afirmó.
Divisó a lo lejos una torrecilla, y se apresuró hasta llegar a ésta.
¡Hola! Le dijo con una gran sonrisa.
¡Hola! ¿Qué hace por aquí? Le respondió la torre.
Ada le dijo, “Soy la Hada Ada Sinhache, y pienso que me puedes ayudar”.
¿En qué le puedo servir Srta. Sinhache? respondió muy seria la torre.
Es que mi móvil no funciona, y como tú trabajas en eso de retransmitir señales para que exista conexión celular en todos los rincones, pensé que me podías ayudar. Dijo Ada con su suave voz.
Pues…dijo pensativa la torrecilla. De veras que no sé qué decirle…yo sólo recibo ondas y las envío a las otras torres que
quedan a kilómetros de aquí. Lo siento.
“Gracias de todas formas” dijo Ada y se echó a volar rumbo a la ciudad.
Llegó a la ciudad, se sentó en el banco de un parque y respiró profundamente. ¿Qué haré? Algo se me ocurrirá – dijo consolándose a sí misma.
Una oruga pasó por su lado hablando por su móvil y el Hada Ada le llamó: “¡Permiso, Oruga…!”
“¿Ahhhhhh?” respondió la oruguita. “Disculpa que te interrumpa, pero veo que tienes un móvil igual al mío. Es que estoy muy preocupada pues el mio no funciona. ¿En algún momento te ha dado problema?” le preguntó Ada con la esperanza de encontrar ayuda.
“Pues no sé… ¿Qué tal si llamas a la tienda donde lo compraste?” le dijo la despistada oruga.
“Uhhh… vale, gracias…” le respondió Ada mientras sacudía su cabeza y se preguntaba cómo se supone que ella haga esa llamada.
De repente vio a un dragoncito que buscaba refugio del sol bajo unos árboles del parque…éste se sentó bajo un frondoso sauce, y comenzó con mucho cuidado a doblar las puntitas de sus alas… entonces, sacó el móvil e inició una llamada…
¡Oh, ya lo tengo! ¡Es que mis alas bloquean la señal !!! dijo Ada entre risas….
Entonces se concentró, y con sus poderes mágicos (que esta vez sí funcionaron) fue achicando poco a poco sus alas, hasta que ella misma no podía verlas al voltearse. Apenas pasaron unos segundos y… ¡Buzz!, ¡Tin! ¡Riiing! comenzaron a llegar los mensajes y las llamadas y el Hada Ada se fue feliz a trabajar.
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