Esta semana estuvo llena de satisfacciones, pues tuve el privilegio de conocer, en persona, a un grupo de docentes preescolares del Estado de México con quien trabajé por espacio de 6 meses de manera virtual.
Como clausura de la serie de 12 talleres de Terapia de Arte para el manejo de estrés laboral, se hizo una exposición presencial de los trabajos realizados, un taller en vivo, y una hermosa ceremonia para cerrar esta etapa del programa.
Lo más bonito es que pude ver de primera mano como muchos de los talleres que impartí, han sido implementados en las escuelas con los estudiantes y los padres y madres de las diferentes comunidades.
También las administradoras compartieron los grandes beneficios que ha traído a la región escolar el integrar programas como Terapia de Arte, Círculos de Paz y Yoga.
Y es que cuando la pandemia estaba en su peor momento, estas educadoras buscaron soluciones para apoyar a sus equipos en prepararse emocionalmente para enfrentar momentos tan difíciles e inciertos.
En lugar de quedarse lamentándose, paralizadas y atemorizadas, abrieron su corazón a una idea, y un propósito claro. Poco a poco, y pareciendo como si fuera magia, surgieron los recursos y las oportunidades que lo hicieron posible.
Para mí, estas mujeres son una gran inspiración. Porque me han demostrado que cuando hay apertura, voluntad, entusiasmo y flexibilidad todo se alinea, se hace una realidad y se recibe en grande.
Atrevámonos.