Seguramente estamos de acuerdo en que el uso de las redes sociales ha facilitado la conversación sobre temas polarizantes.
Puede que alguna gente que apreciamos no tenga la misma opinión que nosotros sobre asuntos políticos, civiles o religiosos. Está bien.
Recordemos que cada persona tiene experiencias de vida diferentes que hacen que se forjen sus propios puntos de vista y que pueden ser muy distintos a los nuestros.
Es mejor enfocarnos en entender la diferencia y ver los puntos en común.
También, cabe considerar que la palabra escrita no está acompañada por el tono ni por el lenguaje corporal y si no ponemos cuidado, se nos puede malinterpretar fácilmente.
Además, no siempre vale la pena responder ni enfrascarse en una discusión. Sobre todo cuando se trata de meras opiniones que no influenciarán un cambio real.
A veces lo mejor es respirar, y seguir a lo próximo.