Decir que la vida de X,Y, o Z grupo es importante, a estas alturas de la historia de la humanidad es el reflejo de la gran hipocresía que vivimos. TODAS las vidas, las creencias, las etnias, las identidades sexuales importan. TODAS.
Lo más valioso y enriquecedor de los humanos es precisamente su diversidad. Quien no lo entienda así, está condenado a estancarse, a hundirse y extinguirse.
Que todavía exista el racismo o que un grupo tenga que defender su más básico derecho, sobre todo en un país que se jacta de ser el más desarrollado del mundo, es defraudante.
Es sumamente penoso ver como se abren las grietas a la mal hecha fachada de progreso, porque su discurso de igualdad y prosperidad es pura retórica para mantener apariencias y tranquilizar las voces de los oprimidos y entretenerlos con migajas y falsas ilusiones.
Lo que está pasando con la comunidad afroamericana en EEUU es sumamente doloroso, frustrante y deplorable.
Que en 2020 estemos defendiendo vidas – que es lo mínimo a lo que cualquier ser humano puede aspirar- y que aún exista tanto abuso, racismo e imposición de poder es sencillamente inaceptable.
No creo en la violencia, pero sé que, en este mundo salvaje e hipócrita, solo se han logrado pequeños cambios cuando se sacuden los cimientos y se empuja a los cómodos, a los neutrales y a los apáticos fuera de su zona de confort. Lo triste es que esto ocurre no porque los issues les importen, si no porque no quieren que le dañen su mundito. La mayoría de la gente solo actúa por su propio beneficio, para que los ruidos o el desastre no los moleste, y, sobre todo, no les haga un agujerito en su bolsillo.
Que venga el resto. Pero, sobre todo, que vengan las elecciones y que la gente saque su ya no tan cómodo rabito a los centros de votación o les quiten algunos minutitos a sus rituales frente a la caja boba y PARTICIPEN con conciencia para que no se vuelva a elegir esta u otra pacotilla de líder que lo que ha hecho es devolvernos 60 años hacia atrás.