11 de septiembre de 2001

Soy de las que piensa que recordar es bueno. Con el tiempo, la mayoría de las veces, las perspectivas y las percepciones cambian. Uno encuentra mucha sabiduría al repasar lo vivido, incluso cuando se revisitan momentos que uno hubiese preferido manejar de forma distinta.

Una amiga y colega pidió hoy en redes sociales que narráramos dónde estábamos el 11 de septiembre del 2001, el día del ataque las Torres Gemelas de Nueva York, y el Pentágono en Washington D.C., un evento que marcó nuestra sociedad y generación para siempre.

Mi recuerdo

Recuerdo que estaba de camino a mi trabajo en la redacción digital del El Nuevo Día en San Juan. Me llamaron de la oficina, no recuerdo bien quién, y me avisaron que había habido un accidente en Nueva York, que una avioneta había chocado con el Word Trade Center.

Hacía menos de un mes, había estado en NYC y justo había entrado al área comercial de esos impresionantes edificios. Recordé una divertida conversación que tuve con una vendedora de una de las tiendas que había en el vestíbulo, y me preguntaba qué pudo haber pasado, y por qué… jamás dimensioné lo que esto representaría.

Prendí la radio y los reportes eran muy superficiales y confusos.

Llegué a toda prisa a la redacción y me puse en frente de uno de los televisores donde casi todos mis compañeros estaban absortos mirando con terror. Seguía sin entender y miraba aquellas imágenes cuando justo pegó el segundo avión y luego se vieron más colapsos.

Un compañero hizo una crisis nerviosa, y no sabíamos qué hacer. Yo me quedé petrificada, mientras veia como lo consolaban y lo fueron apartando a un lugar más tranquilo.

No hayaba qué hacer ni por dónde empezar a trabajar. Luego, llamaron a una reunión de emergencia, hicimos cambios de planes de trabajo y de horarios.

El resto de la semana fue una montaña rusa de emociones. A mi equipo, nos asignaron trabajar un suplemento multimedia que era algo súper novel entonces.

Tenía fotos a color, videos, mapas, relatos… se hizo un CD muy completo con la idea de que hubiera un documento digital para la historia. Claro, no pensábamos que ese formato entraría en desuso tan rápido.

La verdad es que era casi imposible de contar la historia con profundidad porque cambiaba cada hora. Fueron semanas muy confusas, con muchas lagunas e incertidumbre. Uno trataba de sobreponerse a los sentimientos y enfocarse en hacer el trabajo.

En fin, sin dudas el 11 de septiembre fue un parteaguas y un súper reto profesional y personal.

Todavía duele recordarlo, pero me demostró que no importa cuan terrible y desesperanzador se sienta todo, todo se acomoda y uno aprende a vivir con las cicatrices y vuelve a sonreír y a confiar en la humanidad.

Sobre la foto:
La foto que acompaña esta entrada, la tomé en 2014 en el Memorial que hoy existe en lo que fueron las Torres Gemelas. Es un lugar muy solemne, y tiene una fuente cuya agua corre hacia abajo, como un simbolismo por las lágrimas derramadas. Cuenta además con una baranda que tiene grabada los nombres de las victimas.